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viernes, 17 de enero de 2014

Personajes históricos: Jael, el ángel golpeado


   ¡Cuántas figuras interesantes no hay en Alejandría! quizás y seguramente me pase horas y horas nombrando, describiendo y contando hazañas de tanto personajes, cada uno distinto al anterior. Me vienen varios a la mente ahora mismo, así que cerraré los ojos y, al azar, escogeré a alguien en quien pensaré y corroboraré datos gracias a mis anaqueles repletos de historia, todo en pocos minutos. Como una gran enciclopedia. 

   Uno, dos, tres... una chica. Cuatro, cinco, seis... con los cabellos del color del fuego. Siete, ocho, nueve... su luz jamás se apagará.

   Jael Ándria Planchart (Libourne, Francia; 19 de octubre de 110 d. Z. - Chittagong, Bangladesh; 3 de marzo de 157 d. Z.), es un personaje que, aunque no fue tan simbólica en vida, sus acciones, pensamientos y sentimientos recíprocos la llevaron a ocupar una de las posiciones más elevadas dentro de la jerarquía celestial, conocida por ser el lugar a donde iremos y donde pasaremos el resto de la eternidad ocupando un cargo predilecto después de nuestra muerte. No importa si en nuestra siguiente vida nacemos como un hermoso pavo real, o una niña cuyo ardo destino sea la violación y la mutilación por parte de un hombre adulto con problemas mentales, nuestra alma, que se pasea de generación en generación, siempre terminará en un mismo lugar: o muy arriba de nuestras mentes, o muy abajo de nuestros deseos. A Jael le tocó irse muy arriba, demasiado que hasta casi pareciera mentira que una mujer que ocultaba un secreto que fue considerado como un pecado capital por la nobleza alejandrina, pudiera terminar en una posición más alta que los mismos reyes del mundo antiguo. 

   Quizás debería contar un poco de quién fue mientras su cuerpo se movía libre en el mundo. Jael nació en Libourne, un municipio de la región de Aquitania, en la antigua Francia. Su vida fue una desgracia con descansos prolongados desde su infancia hasta su casi adultez, época en las que tuvo que enfrentar la muerte de su madre, la pérdida de su inocencia tras ver como cuatro soldados de la armada skáfida desmembraban animales en los corrales y gallineros del Norte de Bilbao (donde tuvo que irse a vivir junto con su padre y sus dos hermanas mayores), los constantes maltratos de su familia, los abusos y burlas de los otros niños, adolescentes, orfebres, herreros y una buena parte de las personas con quienes convivía, quienes consideraban a esta jovencita como una persona muy extraña, alejada de la realidad o de lo que ellos podrían tomar como "normal". El especial hecho del asesinato de los animales hizo que Jael detestara, a temprana edad, a la milicia, la guerra, la violencia y los sistemas de gobierno monárquicos. Pero no solo eso, sino que perturbó su mente en el fondo (imaginaos recibir un fuerte regaño y luego no saber qué hacer, donde meter la cabeza. Con la diferencia de que esto fue un sentir mucho más profundo, que prevaleció en su subconsciente impidiéndole hacer o ver ciertas cosas). Pero ella no podía negar que tenía algo que otras personas no, seguía siendo una persona tímida cuando cumplió la mayoría de edad, pero poco a poco se iba dando cuenta de su extraña habilidad para ver cosas que nadie más podía, o de escuchar voces que le susurraban cuidadosamente detalles minúsculos acerca del futuro, y que ella debía darle mil vueltas hasta descifrarlos, como pistas. Esto no la asustaba, Jael siempre se fascinó con tener contacto con el mundo de los espíritus, con vivir experiencias paranormales o ver más de cerca a la muerte. Esta habilidad, que fue entrenada día a día por ella, llamó la atención de los habitantes de Andorra (donde vivió sus primeros años siendo una mujer adulta), luego de que venciera a un estafador callejero en su propio juego, adivinando dónde estaba el dado, desmantelando trucos de cartas, o leyendo pensamientos inclusive. La simple casualidad hizo que este hecho llevara a otro todavía más grande, los soldados de la armada alejandrina española no pudieron evitar tomarla como una "prisionera" y luego trasladarla de vuelta a Francia, a Marsella, donde dos de los caballeros de mesa (allegados más cercanos y soldados más importantes de la Nobleza alejandrina) fueron a verla, y tras estudiarla cual rata en una jaula, su impresión solo pudo ser callada por las palabras de la armada española, sugiriéndoles que se la llevaran al castillo de Nueva Alejandría, en Egipto. ¡Vaya problema! pero lo hicieron, los muy desgraciados. 

   Lo siguiente es conocido por cualquier persona que haya estado en el museo de Alejandría al menos una vez; Jael creció y maduró mentalmente para convertirse en una consejera, observadora y exploradora al servicio del imperio alejandrino. Qué curioso sabiendo que ella repudiaba a los imperios, monarquías y jerarquías, sin embargo no sabía qué hacer con su vida exactamente. Y esa especie de poder que cada vez dominaba más la llamaba, la hacía curiosear un poco más, poniendo un pie delante de otro, bajando unas escaleras hacia un sótano. En Egipto recibió un entrenamiento psicológico intensivo, donde aprendió a llegar a un estado de meditación conocido como el Ferla, practicado y perfeccionado por los monarcas y entidades más inteligentes, a través de los años. Aprendió a controlar su imaginación tan tocada de la perinola que poseía, su alegría dejó de rebotar con la misma fuerza y comenzó a entrar a pequeños miniversos repletos de conocimiento desalentador e interesante, todo eso, al final, sirvió para formar a una mujer astuta y despreocupada por la vida, por la que todos mataban, pero que no podía decidir cuando terminaba la vida de algún individuo, lo cual no estaba muy bien. Esas voces se hacían un poco más constantes, le arrojaban más detalles acerca de su futuro, y el futuro de las personas más cercanas a ella, comenzaba a inquietarla un poco, y de no ser por lo que había aprendido y el camino que había recorrido, nomas bastaban cinco minutos para terminar consigo misma clavándose un puñal con veneno. Que digo cinco, dos; uno... nada, nada en realidad. Así como sus virtudes se hicieron ver, sus defectos se ocultaron más. Ella decidió guardarlos en un cofre de madera, y no enseñárselos a nadie; no podía gritar por ayuda, no quería. Sin embargo, y como dije al principio, no fue un personaje extremadamente relevante. De hecho, la astrónoma, filósofa y exploradora betánica Nicole Orozco, que tenía la misma edad que Jael, es conocida y recordada de manera histórica estando viva por el hecho de que sus investigaciones y razonamientos desembocaron en lo que hoy es el Horóscopo. Eso por poner solo un ejemplo.

    ¿Por qué es un personaje histórico Jael? primero por lo que se dio a conocer en el último año de su vida, y por lo que hubo luego de ella. En el 156 d. Z. Jael es mandada a la India, donde, y a mediados de muchos conflictos entre alejandrinos, betánicos y vanistas, ella serviría como una vidente y fiel consejera de los Capitanes y Almirantes en busca de una victoria parcial sobre los demás imperios (la India siempre fue un territorio muy debatido, fue uno de los países con más conflictos en el mundo). Para llegar al lado del país donde los alejandrinos estaban asentados, tenía que desembarcar en las playas de Chittagong, en Bangladesh. Tocó la arena el día 28 de noviembre, junto con varios soldados alejandrinos quienes la acompañaban y servirían de refuerzo. Para ese momento ya era una amaestrada, experimentada y solitaria mujer de 46 años. Lamentablemente, y por razones desconocidas hasta la fecha, Jael nunca pisó la India; se le ordenó quedarse en la ciudad de Chittagong, a donde le llegaban cartas de los asentados en la India con las instrucciones para su trabajo. Ella enviaba su contribución a través de otras cartas, por más difícil que fuera hacerlo sin tener una visión completa de las cosas. Le gustaba mucho escribir, siempre llevó consigo ese amor por las letras que se incrustaban en el papel. Al tiempo que residía en la ciudad, y durante casi toda su vida prácticamente, escribía en lo que tuviera a mano, fuera lo que fuese, ella no dejaba de descargar sentimientos paralelos a lo que mostraba a los demás. Era tan impactante, que cuando la armada alejandrina le descubrió sus documentos personales, no lo podían creer. No parecía la misma persona sonriente y observadora, misionera y servicial. Esta era una Jael poco tajante, brusca, pesimista, acrecentada y llena de resentimiento ciego. Algo parecido al que era el Rey de Alejandría en ese momento, Alejandro Magno II. Este impacto tuvo lugar ya en el 157 d. Z.

   Cuando la descubrieron, se sintió observada por el planeta entero. Habían hallado un secreto que había ocultado toda su vida, eran 46 años de tener una "doble vida", por así decirlo. Por más que el asunto fuera meramente personal, la armada establecida en la India y en Bangladesh decidió informar a la monarquía de Egipto. El Rey no se lo esperaba, pero su sorpresa dejó de fluir cuando pensó de quién estaban hablando, era la mujer que siempre le había servido con una sonrisa en la boca aunque la petición fuera aconsejarle a un depresivo trastornado de por vida cuál camino tomar: matarse o seguir sufriendo. Algo tenía que ocultarle a todos, o no a todos, pero si a una buena parte de la gente. Pero no, el Rey no se esperaba que haya sido tan cerrada durante tanto tiempo con las personas que le habían confiado y enseñado tanto. Sus razones no justificaban realmente algo así. Alejandro no pudo entenderlo realmente, pues todo pensamiento humano termina en el pensamiento humano. Decidió hacer el viaje personalmente a Chittagong, él solo, una confrontación de uno contra uno. 

   Jael Planchart murió asesinada por el mismísimo Rey de Alejandría, el mismo que la miró tan familiarmente cuando el mundo de afuera la había mirado con desprecio. El pasado y la secuencia de momentos que tenía en la mente no fueron una excusa a la hora de acabar con su más valiosa consejera: la noche del 3 de marzo de 157 d. Z. fue a verle en la posada donde se quedaban ella y los demás solados. Antes de sentarse en la mesa, se tomó la molestia de servir dos vasos con agua. A uno le puso Benceno líquido en una cantidad no muy grande (el Benceno es una sustancia venenosa y cancerígena). Tras sentarse, la miró una antepenúltima vez, mientras la confrontaba con una voz retórica acerca de su secreto, todavía algo indeciso de querer hacer lo que había ido a hacer en realidad. Tras confesarle una parte de la verdad, pero con miedo, Jael recibió el vaso de agua de parte del Rey, este la miró una penúltima vez mientras se lo acercaba. Se bebió todo el líquido, bañó sus labios con saliva y respiró más aliviada. el Rey no dijo otra palabra, ni levantó la cabeza, solo agudizó sus orejas para escuchar como, varios segundos más tarde, Jael se levantaba bruscamente de la silla y se agachaba a escupir y hacer sonidos agonizantes, algo la estaba quemando por dentro. Su estómago y su garganta se abrían en pequeñas lesiones, haciendo que sangrara. Alejandro tuvo que taparse los oídos, porque por más frío que fuera, no era sencillo soportar los alaridos de ayuda que le pedía una persona con la que había convivido años. No esperó mucho para levantarse y así verla por última vez, antes de tomarla por la garganta, sacar una daga con el mango de Oro, y clavársela en las costillas derechas. En eso su ojos dejaron de emitir vida, y su sonrisa se apagó permanentemente. Él la dejó caer, teniendo un recuerdo de ella antes de irse: un chorro de sangre saliendo a borbotones de sus costillas y manchando el suelo. No se giró, pues sufriría mucho al ver su cuerpo tirado, simplemente evitó parpadear y se marchó, haciendo de cuenta de que era una víctima que conocía desde hacía 20 minutos. Dejando una linda historia atrás, una historia con un final muy oscuro.

   Lo siguiente también se conoce si se ha ido al museo de Alejandría al menos una vez, Jael encontró un lindo final después de todo. La jerarquía celestial la tomó como un diamante en bruto, limpiándola de pecados y reconstruyendo sus heridas, echando muy lejos sus malos recuerdos y borrando todo rastro de impureza que pudiera tener. La Diosa Zaira la hizo el Espíritu Santo, patrona del planeta tierra, ángel supremo cuidadora de todos los seres humanos, principada de todas las naciones y territorios habidos y por haber, consejera del verdugo de los pecadores y conciencia de los recién nacidos. Las personas vivas lo pueden sentir, y no es para menos que los alejandrinos se sintieran... de 1001 formas al sentir lo mismo, al sentirla a ella una vez más, con intenciones verdaderas. Con todo el poder que posee, podía haber aniquilado a Alejandro muy fácil, pero quiso dejarlo vivo un poco más, quizás para que cambiara el rumbo de su vida, madurara más y aprendiera de sus discípulos; o quizás para que le dolieran los huesos del sufrimiento venidero. Pero conociendo a Jael, o al menos guiándome por cómo se le recuerda, pienso que es lo primero.  

-El misántropo autor.



7 comentarios:

  1. ¿Existió?. Magnífica historia.

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    1. Esta es la versión corta de una leyenda que ha viajado de boca en boca a través de unos cuantos siglos. La personificación es verídica.

      Saludos.

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  2. Muchísimas gracias y enhorabuena por tu blog, es simplemente genial.

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  3. ¿Sabes dónde podría conseguir más información?. Gracias.

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  4. ¿Sabes dónde podría conseguir más información?. Gracias.

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  5. Buenas tardes, Alejandro, ¿dónde podría encontrar más información?, para mí es sumamente importante. Muchas gracias, un abrazo.

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    1. Hola, esta es una historia ficticia, mas la personificación está basada en una persona real que resultó una inspiración para mí.

      ¡Saludos!

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