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martes, 10 de junio de 2014

Crítica a Bajo la misma estrella


   Quizá es porque yo he vivido otras cosas, me han tocado ciertos sucesos a esta edad que a otros no, por eso mucha gente que ha leído Bajo la misma estrella (The fault in our stars), del autor estadounidense John Verde, se han conmovido hasta el punto de poner la obra como la novela romántica más hermosa del hoy por hoy, lo cual no me parece correcto. 

   El señor Verde vive en Indianápolis, lugar donde se desarrolla la trama del libro por el que más se le conoce. He de aclarar que no lo tengo como mío, sino que me lo cedieron para poder leerlo, más específicamente fue una de esas tantas personas que literalmente quedaron exultadas con él. Al tenerlo en mis manos me entró uno de esos vértigos momentáneos provocados por el resentimiento y el rechazo hacia una obra que se ha popularizado mucho. Para mí, el hecho de que se popularice, no es más que un llamado a gritos para que alguien lo lea y, tras analizar unos cinco o diez segundos, decidir si unirse a la marea de babosos que idolatran la mencionada obra como si fuera la Biblia, o bien mirar la cubierta y pensar: Dios, ¿en esto gasté mi tiempo?

   Me incluyo en el aparentemente escaso segundo grupo. Bajo la misma estrella no fue lo que esperaba, de verdad. Tras sobreponerme del vértigo y animarme a leerlo, comenzaron a lloverme mensajes esperanzadores, en plan: me va a gustar mucho; será tan genial como todos comentan; me la pasaré diciendo bien, bien, bien cuando lo acabe. Pa-tra-ñas, ya han pasado dos o tres días desde que lo terminé y más bien me dan ganas de buscar a la persona que me lo prestó, pedírselo nuevamente y sacarle copias a las 300 páginas que lo componen, para posteriormente limpiarme el ano con ellas y ahorrar papel higiénico (humor negro-ácido-benzoico. No se ofendan). 

   No, no, hablando en serio: he leído mejores; mucho mejores. No quiero desprestigiar a John Green, pero si ese libro es su tarjeta de presentación, primero contrato al perro de Shakespeare para que me ayude a estudiar para mis exámenes de literatura. A pesar de que no me he empapado de más obras de este señor, primero me gustaría leer la saga de Harry Potter entera. Y ni siquiera me gusta Harry Potter. 



Eso explica mucho, amigo


   Pero bueno, me desvío. Pequeño defecto de su servidor. Les contaré de qué va la trama:

   Hazel Grace es una adolescente de 16 años con cáncer de pulmón (increíblemente, esta nena nunca ha fumado), con padres muy cariñosos que se preocupan por ella hasta el punto de bajarle la cadena después de ir al baño. Un día, en una reunión de un grupo de ayuda al que ella acude a regañadientes, conoce a un muchacho de 17 años de nombre Augustus Waters. Gus, como le apodan, es amigo de Isaac, otro muchacho que asiste al grupo de apoyo y que sufre de cáncer en los ojos. El joven Augustus Aguas ve en Jeizel un parecido muy razonable con el de su ex-novia, una ya difunta paciente de cáncer cerebral. Gus se enamora de Hazel al primer momento, y ya ese mismo día cuando acaba la reunión, la invita a ver una película en su casa (bastante aprovechado, el nene). Augustus tiene una pierna artificial, debido a que se amputó una para poder obtener, a cambio, un deseo que le concedería una organización de ayuda para la gente con cáncer. Básicamente, el libro gira en torno al amor que va creciendo muy, muy rápido entre Augustus y Hazel, en una especie de carrera contrarreloj, donde deben disfrutar de sus inestables vidas mientras descubren que han sido hechos el uno para el otro. Hazel es una empedernida lectora, cuyo escritor favorito es un amargado, alcohólico, ermitaño, viudo y trastornado estadounidense llamado Peter Van Houten, que decidió irse a vivir a Amsterdam, donde le dio empleo a una supersexy pelirroja que responde al nombre de Lidewij, como asistenta personal (bastante aprovechado también, el viejo este). El sueño de Hazel antes de dormir para siempre es conocer a Peter y saber cómo termina su libro favorito, escrito por él: Un dolor imperial. 


   No quiero spoilear, sinceramente, pero al final Augustus muere debido a una recaída en su cáncer, que se le extendió por todo el cuerpo, dejándolo primero en silla de ruedas y, más tarde, en la morgue. Al funeral asiste Peter Van Houten, que viajó desde Holanda, acosa a Hazel un rato y luego, tras saberse el secreto y estigma que su vida guardaba durante tanto tiempo, sale de escena para siempre. No quiero contar de qué se trata toda la historia, pues dentro de no mucho los que no acostumbran a leer podrán ver el resumen en un film.

   Así es, están convirtiendo, y de hecho, ya sacaron, el largometraje de esta obra. Fue estrenada el 6 de junio en los Estados Unidos, y no tardará muchos meses en llegar a Latinoamérica. Santo Dios, ya estoy viendo esas salas de cines atiborradas de fanáticos enloquecidos como si estuvieran por ver la final del Mundial. Augustus Waters 0-1 Cáncer, amigos, así queda la final. Pero no estaría mal ir a verla, yo por lo menos la veré si alguien me la presta o la busco en Internet, pero no quisiera pagar por algo así. ¿Por qué? Mirad, recuerdo cuando fui al estreno de High School Musical 3 acá, creo que era fin de semana, y estaba con un grupo de amigos de la primaria (fue hace cinco años, más o menos). Las salas estaban hasta reventar de chicas, niñas pequeñas, padres y todo el elenco típico que conforma la gran audiencia de las películas de Disney. Cada vez que salía Zac Efron en la pantalla grande, toda la sala se llenaba de suspiros, gemidos orgásmicos y gritos de ovación. Aunque la película estuvo buena al final. 

   Pero en serio, sí veré Bajo la misma estrella en la pantalla grande. En el reparto de actores encontré dos personajes que merecen la pena y ya conocía: la preciosa Shailene Woodley interpreta a Hazel, y Willem Dafoe hace del cascarrabias Van Houten. Tiene buena pinta, incluso. Además ¿ya vieron a la que actúa de Mónica? 




   Entonces, tras leer el libro, analizar la trama, el final, los personajes y ver el trailer de la película, puedo asegurar algunas cosas:


1) Mi actitud descarnada puede, y en efecto provoca una crítica de buenas a primeras despectiva hacia cualquier obra o trabajo, literario o no, que esté considerado como un best-seller en el mundo o que haya marcado un antes, un después e incluso un final, un cierre y un nuevo comienzo en la vida de muchos lectores, pintores, fanáticos, asociales, creyentes con parche en un ojo, etcétera. 

2) John Green no es un escritor de esos que enamoran y atrapan al lector, o al menos conmigo no fue así. Leí Bajo la misma estrella de a poco, día por día, tardándome más de lo normal. La trama empieza como cualquier historia de una adolescente con cáncer terminal, pero luego el giro que da es muy rápido cuando Gus aparece por primera vez. Y a partir de aquí, como bien se dice, se fue todo a la mierda. En menos de un mes la protagonista estaba atada de manos y pies en Amsterdam con un chico que se le pegó como calzón a rabo desde el primer día. ¿Tú harías eso? No si estás al menos un poco cuerdo, pero recordemos que a Hazel no le restan tantos años de vida como a otros, es por eso que quizá decide arriesgarse. Típico efecto colateral de estar muriéndose, como dice ella. 

3) Algo me dejó este libro, aunque para mí no ha sido una enseñanza, pues ya lo sabía. Simplemente me lo recalcó. Y es que la vida, tengas cáncer o no, es muy corta, demasiado. Hazel es una chica que estaría a punto de entrar en la etapa más brillante en la vida de un Ser Humano de no ser por su enfermedad, la cual la obliga a correr contra el tiempo y las circunstancias para poder lograr sus objetivos y disfrutar tanto como pueda. En el caso de una persona sana, como seguramente lo eres tú que lees esto, el tiempo pasa igual de rápido, las caídas son igual de fuertes y los momentos duran lo mismo y ya no regresan. Con el detalle que a ti no te lo susurra una vociferación demoníaca llamada cáncer. Sí, en definitiva, todo pasa demasiado rápido; tal y como dice Luis Jiménez en el tema Un segundo, de Los mesoneros.

4) A lo largo del libro se puede apreciar como los personajes van descendiendo en una espiral de dolor, tormento, mala suerte y sufrimiento. Hasta llegar a la muerte incluso, a pesar de que Augustus asegure que está en una montaña rusa que no hace más que subir. Esto me reflejó la lucha y la determinación indispensables en la carrera por la vida y la supervivencia. A pesar de que suene a documental de Nat Geo, si lo lees te podrás dar cuenta tú misma o tú mismo. No es la primera vez que veo algo así en una trama, y es triste en serio, pero al final te deja cosas qué pensar. A mí me hizo ver (o más bien me recalcó) que el día de mañana tu mejor amigo podría no ser el mismo de hoy, tu novio/a podría no ser el/la mismo/a, tus padres podrían cambiar, tus compañeros podrían darte la espalda, tu mascota podría morir, el dinero que has estado ahorrando podría acabarse, y sobre todo tú; tú podrías ya no existir. Paradojas, ironías y contraproducentes hechos saldrían a la luz o se esconderían como topos en la tierra. El hecho es que, como bien dice también Luis Jiménez en Ya no estoy, podrías ya no estar.


   Te felicito por haber llegado hasta este punto, visitante. La ébola que es tener que leer la opinión de un cerdo inexperto en la literatura ha llegado a su fin, pero una última cosa te digo: si te gustan las historias tristes, románticas, realistas y al final quizá, quizá, conmovedoras, lee Bajo la misma estrella. Si no es así, al momento en que la película se estrene en tu país, no salgas de casa por lo menos en un mes. Mis respetos al señor Verde y a los actores que prestaron su tiempo y talento en el film. Hasta luego.


- El misántropo autor.


Quienes leyeron, entenderán