Perder la fe en la esperanza, e irónicamente ser la esperanza lo último que se pierde, es difícil.
Cuando uno piensa que ha visto de todo gracias a Internet, ha oído los disparates más ilógicos que pasan como rumores; incluso cuando uno piensa haber vivido mucho en tan poco tiempo, el destino siempre saca algo nuevo para sorprendernos. Como un conejo de un sombrero, la magia del destino nos impacta cuando lo desea y a veces sin previo aviso. Como un bombazo caído en Siria, el impacto de la sorpresa no es menos fuerte. Yo, por ejemplo, estuve varios minutos con la boca abierta y casi al borde de una especie de neumonía debido a la sorpresa que me provocó una noticia. Aunque rápidamente la descarté como un chiste (puesto que la vi en Facebook, donde muchos enlaces a noticias son falsas), la curiosidad venció como una ventisca de arena llevándose los últimos suspiros de la noche en el desierto. Por esto, tecleé sin perder tiempo en Google, en busca de una confirmación y, lastimosamente, dicha noticia es verídica: Tyrone González "Canserbero", se suicidó.
Esto no es cualquier cosa. Al menos para mí. Al menos para cualquier fanático de su música. Al menos para la forma más mísera de vida que haya apreciado tan siquiera un poco a Tyrone. Todos los días podemos leer sobre muertes, si nos animamos a buscar; también podemos rememorar muertes de artistas famosos y otros no tanto. Incluso podemos encontrarnos de golpe, en Twitter, que recientemente ha muerto un político importante o un famoso actor, pero ¿qué es lo que activará una lucecita en nuestra cabeza que nos dirá que se ha ido un ser que, aunque no nos conociera, tenía nuestro cariño? ¿Qué hace que yo, particularmente, lamente verdaderamente la muerte de Tyrone y no la de Amy Winehouse (por ejemplo)? Pues que yo lo admiraba, lo tenía en la gloria, estaba al corriente de su vida y de su música, le tenía respeto y hasta lo quería. En cambio, a Amy apenas la habré escuchado alguna vez y seguramente no me gustó, por eso encontrarme con su muerte no me marcó para nada, ni menos me animó a reflexionar qué sí y qué no (sin ofender a seguidores de Amy).
Lo que supe verdaderamente de Canserbero no ha sido más que lo que puede saber un seguidor que se dedique a investigar. Leí la noticia de varias fuentes y recordé lo que sabía de su vida, tras algunas lecturas en el pasado. Mientras esto se escribe, no le quito el ojo a la pantalla del televisor, esperando una versión extendida de la noticia digital. Entenderme no cuesta mucho, es que simplemente no lo creo aún. Si hace una semana me estaba enganchando profundamente con su música, a pesar de escucharlo desde unos años para acá. Es más, él sería uno de los pocos artistas que me gustaría ver en vivo, que me gustaría estrecharle la mano y que tenga en su mente, por unos segundos, la idea de mi existencia. Ahora deberé esperar una buena temporada para cumplirlo (o hasta que el destino me roce muy de cerca). El sentimiento conocido como "impotencia" no es algo que sienta muy a menudo, además de sonar muy trillado y ser fácilmente confundido con otros de índole parecida; este caso no es la excepción.
Soy de los que piensan que nuestra vida acaba cuando la misión ha sido cumplida. Pero el detalle es que no sabemos cuál es esa misión hasta cumplirla; aunque tengamos nociones más que claras mientras el camino que recorremos se abre paso, podemos verlo todo con decisión y decir "sí, sé por qué he nacido y sé lo que debo hacer, estoy destinado a...". Pero la realidad no siempre es simple; de nuevo, como Juan Pablo Castel diría con estertor: la realidad nunca es tan simple como parece. Porque qué fácil es leer una noticia y asumir que toda la verdad se refleja en tres o cuatro párrafos escuetos, pero quién podrá conocer lo que realmente pasó por la cabeza de Tyrone para llevarlo a matar a Carlos Molnar... Y aunque se descubra, guiándonos por la esquizofrenia que Tyrone padecía (esto es un fuerte indicio), ¿quiénes serán capaces de entender al ser tan complejo que residía tras las líricas que nunca grabó? Ya que en sus temas C'est la mort y Enfermo hace alusiones a toneladas de rimas y canciones en composición, sin grabar; como diamantes en bruto. Como objetaba y, viniendo de un seguidor puro, opino que la misión de Tyrone ha sido sembrar historia en el subconsciente de las personas, de la masa de gente que logró agrupar atrayéndonos (me incluyo) en potestad de un don único para rimar todo lo que quería exponer. Por eso la música ha sido su herramienta; el arte, a fin de cuentas. Pero como hubiera sido excesivamente escandaloso para su imagen como persona ponerse en manifiesto de razonamientos tan crudos y sinceros, optó por escoger un nombre y darle forma hasta convertirlo en un artista que se montara por él en el escenario, a dictaminar sus enseñanzas para nosotros, sus feligreses. Por esto nació Canserbero (recopilado de acá):
Canserbero = (de Canis Cerberus, ‘perro Cerbero’ es un latinismo que adopta el significado de ‘guardián’) Interpretado como guardián de ideales y pensamientos. Ser, be = Fundamental (Motivo de can‘S’erbero) Cáncer = Derivado del latín (cangrejo) describe la capacidad de extensión de tumores malignos. Interpretado como capacidad de extender poesías malditas. Cerbero= Guardián de la puerta del Hades (Dios griego del mundo subterráneo) aseguraba que los muertos no salieran y que los vivos no entraran. Interpretado como protector de un mundo incomprendido ubicado en el cerebro de índigo.
Tyrone José |
AK Canserbero |
- El misántropo autor.