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domingo, 26 de julio de 2015

Cosas de Omegle


   Las redes sociales sirven como herramienta para comunicarnos con nuestros amigos cercanos, familiares, o para que se te ahogue la paciencia entre solicitudes de juegos en Facebook. Sin embargo, dentro de lo que llamamos la Internet visible, las posibilidades de conocer gente nueva son inmensas. Ya no directamente en redes sociales prácticas como Twitter o en pozos de sangre hormonal adolescente como VampireFreaks, sino en plataformas creadas especialmente para eso: hablar con extraños. 

   Omegle es un servicio muy famoso de esta índole; con la opción de videochat o chat de texto, te sumerge directo a un mar de pen... eh, no... un mar de personas. Sí, un mar de personas repartidas por el mundo, con las que puedes chatear libremente y entablar amistad. En Omegle hay de todo, como gente sutil pero sin pena, decidida a ganarse tu confianza:


   Y como la honestidad debe ser tu carta de presentación (gracias abue), a veces debes ser tú el que tome la iniciativa:
   

   Como una característica destacable de Internet, está el anonimato, que brinda sus ventajas y sus desventajas. Uno no sabe a ciencia cierta con quién habla, quizá esa persona se esté inventando un nombre, una edad y hasta gustos para acercarse a ti y tirarte una maldición: 


   Pero como dije antes, en Omegle hay de todo. Es básicamente la mezcla de todos los círculos del infierno alojada en un servidor. Y eso que no hablamos de usar Omegle en otros idiomas para conocer gente de un lugar específico, porque el desnalgue que ocasionan un latino y un japones en una sala de chat es que vamos... salen crías alienígenas. 

   Qué va, nosotros queremos averiguar las capacidades intelectuales y el raciocinio con el que se llevan algunas personas que usan estos chats, veamos:


* Plagas religiosas. Es que me da tanto asco imaginar que del otro lado un energúmeno se está sonriendo por hablar conmigo, y al mismo tiempo se está sobando sus partes íntimas con una cruz o un kipá. Es una sorpresa desagradable que tras un par de horas de amena charla con alguien, de repente, sin siquiera preguntarlo, ese detalle salta a la luz. Ese detalle que te provoca clavarle una espada en las costillas y darle vinagre con una esponja. 

Plagas religiosas

* Insuficientes mentales. En lo personal esto me preocupa más aún. Me he topado más de una vez con filósofos y pensadores del nuevo milenio (o sea, jóvenes), y ganas no me han sobrado de alejarme de la red. El problema con estos personajes es que el tiro de gracia les sale por la culata, ya que su doble moral los desnuda, señalando como si el chiste se contara por sí solo, que sus ideas y pensamientos son una copia malversada, retuiteada, compartida, photoshopeada y luego pegada.

Deficientes
* Desviados, antinaturales y antisistemas. Si vivimos en una época en que hemos superado las costumbres y el pensamiento medieval, entonces aprendamos a jugar como es: la homosexualidad es antinatural. Mucho se habla de los derechos humanos indistintamente de raza, género y creencia, pero en un plano objetivo hay que admitir que las desviaciones sexuales son un atentado contra el orden natural de las especies, contra la selección natural y perjudica todo el trabajo de Darwin. Madre mía. 

Gente antinatural
 
   Aunque no todo es el lado malo; la moneda tiene dos caras. Y como en 5 minutos de extenuante búsqueda de vida inteligente solo me topé con desesperados, recordé un viejo dicho. Si no puedes con ellos, úneteles:


   En conclusión: la red es una cueva de Altamira, con sus respectivas salas o secciones llenas de maravillas, secretos, cosas sorprendentes, misterios incluso... y gente, claro. El amigable, racional, respetuoso y justo ser humano. Válgame Dios. 


— El misántropo autor.
Descripción gráfica de Omegle

viernes, 24 de julio de 2015

Me agregaron a un grupo de WhatsApp



... de africanos. 


   Sí, en serio. Gente del África con Internet, buenos celulares, ropa cómoda y un mínimo grado de educación. No es broma. Tuve que ser nebulizado para recobrarme tras un ataque en el que miniversos paralelos hicieron sinapsis como neuronas y murieron.

   Es que ver para creer: en África hay más libertad de comunicación y cultura que en Corea del Norte. Pero redondeando los hechos no se hace más que llegar a muchos detalles, cada uno tan curioso en sí, que es merecedor de una reflexión larga. 

   Una tarde me llega una notificación de WhatsApp. Contrario a lo que esperaba que fuera (alguna de mis perras ladrando), abro y encuentro esto:


Muy apropiada la foto de perfil, ¿eh?

Básicamente un grupo cualquiera, creado para charlar y conocer gente. Pero este tenía algo distinto, y podía sentirlo en escena, como una puesta de sol. Me contraje y me rasqué las manos y los dedos... como si quisiera brotar algo en mi piel; alguna enfermedad.

Entonces comencé a leer los mensajes nuevos, y me doy cuenta de que no es inglés, español, árabe o alguna lengua conocida... escribían en un dialecto que sonaba a estrangulamiento, a gargajo, a sucio, impuro. 

Un chamán lanzándome una maldición








Me estreñí. Sudé frío. Descubrieron que no soy uno de ellos. Mis ideas divagaron algunos minutos entre si estaban confabulando para matarme o si debían verme como un dios. Tomé estas capturas de pantalla y me fui a la computadora, donde investigué los países de donde provienen esos códigos de área (sin dejar de revisar el grupo, entre temblorosas súplicas mentales). 

Mientras veía los miembros del grupo y buscaba los códigos, me recorría un sentimiento parecido al pánico, como nervios que me susurraban "ahora sí, es el fin". Encontré esto:



  Sí, confirmé mis sospechas. Gente negra; gente de color; gente con exceso de melanina. Me sorprendí y me asqueé a la vez, porque como dije, mirando las fotos de perfil de los integrantes, parecían personas normales. Personas bien vestidas, con empleo o estudios, un buen celular, acceso a Internet, no esclavizados, con viviendas más o menos decentes si omitimos el calor infernal reflejado en sus miradas. Rayos, gente de buena fe, humildes... con algunos gustos y pensamientos occidentales, como sonreír a la cámara o hacer twerking:

¡Muévelo, Nicki!
A mí me recuerda a "Diamante de sangre"



   En realidad, no resultaron caníbales, más bien leones enjaulados (nunca mejor dicho). A las horas me salí del grupo, y la experiencia me dejó algunas enseñanzas:


* Los africanos son más aguados que un tailandés en Cúcuta. 

* El inglés de los africanos es algo pobre, y padecen de una dislexia importante.

* Los niggas norteamericanos no son ni la mitad de carbones que los verdaderos niggas

* No todo es como lo pintan en las películas.

* No hay que juzgar a nadie, ni siquiera a un grupo grande de gente, sin antes conocerles. 

   Sacando algo bueno como un extra de todo esto, puedo decir que he conocido a personas de todos los continentes y he hablado con al menos una persona de cada uno. Enriquecedor este hecho, al fin y al cabo. 

   Aunque pensándolo bien... la persona que me agregó al grupo sigue siendo un misterio. 


— El misántropo autor.