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lunes, 24 de febrero de 2014

Tonterías de medianoche


   Al escribir las primeras palabras de esta entrada son las 10:40 pm en mi país. Es temprano, la verdad. Seguramente esto será publicado en Internet y, tras ser leído por no más de 30 personas, caerá en el olvido. Así es con prácticamente todo lo que escribo, y no es que le de una importancia bestial al hecho de no tener tantas visitas como otros blogs que conozco, en realidad, es una de las cosas que menos me importan a estas alturas. El último par de semanas me he centrado en ver el comportamiento de mis allegados tanto en Internet como en la vida real, y en lo primero, especialmente, he tenido mucho que ver. Primero por el hecho de que en la red se dicen muchas cosas que en el mundo de afuera la gente se calla, o se muestran ciertas actitudes de la gente que, en las calles, prefieren ocultar. Esto sobre todo se refiere a formas de pensar. La gente de hoy día utiliza Internet como un espacio para desahogarse de la gran cantidad de "problemas" con los que cargan en su vida diaria, haciendo caso omiso u olvidando tonta e inocentemente que cuando le den click a publicar, eso queda, por más que a los cinco minutos lo hayas borrado. No creo estar yendo a ningún lado diciéndoles esto, pues muchos ya lo saben. 

   Mi torpe introducción de arriba fue parada en seco voluntariamente antes de que se me fuera la idea principal de la cabeza. Le estoy empezando a perder el disfrute a ciertas cosas, el sentido de hacerlas o de vivirlas. Quizá el sentido de vivir, como tal. Voy a decirlo ya, una de las personas a las que me he dedicado a leer constantemente es Gabriel Cabezas, conocido como Gabriel "Skafé", él, hasta donde yo recuerdo, ha tenido cuatro o cinco cuentas en la red social ask.fm, y tras entrar a su primera cuenta (actualmente inactiva, mas no cerrada), y leer algunas de sus antiguas respuestas, y luego entrar a su cuenta actual y seguir leyendo, simplemente llegué a la conclusión de que ese joven siempre ha sido como es. Seco, indiferente, despreocupado, algo introvertido (este rápido y subjetivo análisis tiene sus bases gracias a lo que Internet deja ver sobre él). Luego me vi a mi, cambiante, a veces complaciente y amargado, otras reservado y cerrado, limitando a las personas con las que convivo. Ahora solo, solo no sé, siento que paso por una serie de cambios psicológicos que terminarán en algo no muy agradable para mis seres queridos, pero a mi me da igual, simplemente, me da igual. 

   Recuerdo cuando escribí esta entrada, y creo que desde entonces los cambios anteriormente mencionados han empezado a cuajar dentro de mí, sin embargo ahora son notorios, más fuertes, constantes. Ahora mismo, 11 de la noche, tengo poco sueño y mis ojos están entrecerrados, me siento neutro, neutro con respecto a la mayoría de las cosas e indiferentemente desinteresado con respecto a otro pequeño grupo de temas. Puedo simplemente mandar a la mierda de manera sarcástica e "inteligente" a cualquiera que ose a hablarme ahora mismo (disculpad la mala palabra, quise decir que los mandaría a defecar). No tengo intenciones de imitar estilos de vida ajenos; pienso que nuestro paso por el mundo es muy corto como para copiar tan descaradamente a alguien mas, pero tampoco me esfuerzo demasiado por ser la persona más original que conozco. Simple y llanamente me limito a mantenerme al margen de muchas cosas ahora. Lo que sucede en mi hogar, en mi país (aunque en esto específicamente si decido levantarme y hablar), los estudios, las consultas con los doctores, mi higiene personal incluso (ojalá no penséis que soy un vagabundo, pues no es así, al menos no en el sentido peyorativo de la palabra). 

   Un fiel caballero de la Mesa Alejandrina escribió esto, y me llamó bastante la atención, disfruté mucho al leerlo. Este joven ha reencontrado el sentido que tiene su vida, el que siempre tuvo, quizá por obra del destino. Hasta hacía poco lo había olvidado, parece, tras varios incidentes que le hicieron pasar un mal rato. El punto es que cuando lo leí intenté analizarlo, y lo hice, me encontré con que yo no he dado con el sentido que tiene mi vida, no le he concebido un sentido realmente. Claro, sé por qué estoy vivo, sé por lo que vivo, y sé cuando podré descansar en paz, pero no sé que propósito tengo, cuál es la misión principal. Porque una cosa es tener un sueño, metas, objetivos, y otro es tener una misión predilecta, un propósito único de cada ser humano. Quizá deba centrar mi tiempo a partir de ahora en buscar eso, en vez de preocuparme todos los días por llegar temprano a la escuela, por enorgullecer a mis padres, por ser una persona considerablemente "de respeto" en esta sociedad mediocre, por tener más que otros, por hacer lo que otros hacen y ser complaciente. Sí, he pensado en eso, he pensado en darle otro rumbo menos atareado y más Hakuna Matata a mi existencia. No sé si esto sea un desahogo, como esos que escribo muy de vez en cuando y con menos frecuencia aún decido publicar, ya que como dije al principio de esta entrada, uno nunca sabe a dónde puede parar o quién puede leer. Creo que no. Creo fuertemente que este será otro grito ahogado de auxilio, otra orgía de oraciones que forman párrafos que serán leídos y, tras no más de cinco minutos, olvidados. Olvidados por todos, quizá hasta por mí mismo. Pero nada pierdo con intentar, así que, si llegaste hasta este punto, te pido que intentes recapacitar tú también. O que leas este texto de nuevo cuando te sientas decaído, o cuando tu rumbo ya no sea claro. Nunca sabes quién puede estar a la vuelta de la esquina esperándote para cambiar tu vida. 

   Bueno, ya me cansé, y aún no es media noche para cuando he terminado esto. Una hora me tomó, soy bien, bien lento. Felices pensamientos, lectores.


- El misántropo autor.
P.D: la imagen es una redundancia. Toma un par de segundos darse cuenta.






sábado, 15 de febrero de 2014

Grito de auxilio: Venezuela está despierta


   Esta entrada no está hecha con la intención de informar a los lectores acerca de la situación actual de mi país (si, ya no es secreto, soy de Venezuela), está hecha como un mensaje de apoyo, un suspiro, un granito de arena que hoy decido soltar sobre la gran playa conformada por otros tantos miles y, quizá, millones de granitos soltados por otras personas. 

   Durante los últimos días me ha tocado hacerle oídos sordos a las noticias, ya sé lo que ha estado ocurriendo por acá. Desde el 12 de febrero de este 2014 las protestas estudiantiles han estado descontroladas y han cobrado un buen número de heridos en todo el país. El epicentro de todo esto ha sido Caracas, la capital. Sinceramente no me he sentado a escuchar las noticias, tampoco he investigado en Internet. Solo he leído tantos mensajes de apoyo al país como horas tiene una semana, y faltaría más. Las redes sociales están plagadas. En Twitter hay tendencias, en Instagram hay etiquetas relacionadas con Venezuela con miles de fotos ya. Cosas como #PrayForVenezuela y #SOSVenezuela han pasado por mi vista y se han quedado en mi subconsciente. Mensajes de famosos en la red social ask.fm, fotos en páginas de Facebook, cientos de tuits en pocos minutos; la gente está eufórica, tanto los luchadores como los refuerzos extranjeros. ¿Por qué he decidido esperar hasta ahora para salir a hablar? Mirad, yo soy un hueso duro de roer. Hay pocas cosas que de verdad me llegan y por las cuales no puedo reservarme el derecho de opinar, tengo que sacarlo y dar a conocer mi palabra, y como yo me considero un luchador más en esta tierra, no pude quedarme más tiempo de brazos cruzados, viendo como en las calles matan o hieren estudiantes que, pacíficamente, se manifiestan contra el gobierno que les está acortando el futuro. Si yo pudiera, les juro, saldría también a protestar. La situación actual del país donde nací, y el cual amo, es una de esas cosas que meritan algo más que una entrada, algo más que una foto, algo más que un tuit, algo más que las cyber protestas como tal. Hacen falta millones de voces para cambiar a un país, y mientras más personas cuyas cuerdas vocales no hayan sido criadas en Venezuela ayuden, mucho mejor. La ayuda extranjera de países como la Argentina ha llegado en masa a través de las redes sociales. Escribo esto después de ver un video que me impactó, y posteriormente recordar las imágenes que llevo reteniendo días atrás. Masas enteras reunidas en las calles, marchando; los oficiales de policía disparando, usando la violencia, o simplemente viéndolos pasar. Los compatriotas venezolanos que tengo agregados en Whats app están activos en este sentido, la gente se ha estado moviendo, y no es para menos. Veo estados además. ¿Qué sucedía en el video que me impactó? Se observaba como una cantidad de personas marchaban y luego corrían violentamente, regresando y perdiéndose en la calle, aterradas por los disparos de la policía que arremetía, disparos que lograron impactar en un estudiante universitario que respondía al nombre de Alejandro Bassil Dacosta (si lo deseas, el video lo puedes ver aquí). El joven cayó de inmediato al suelo, boca abajo, para luego ser ayudado y llevado lejos por un par de personas, y aunque la cámara esté apuntando de lejos, puedo apostar que los sollozos que salieron de las personas cercanas y la cantidad de sangre que de Alejandro brotó, fueron dos cosas angustiosas y de verdad lamentables. ¿Saben lo que más me molesta y ultimadamente me hiere? que el estudiante se llamaba Alejandro, es decir, un protector de la raza humana. ¡Qué asco!, ¿no? 

   Espero que los lectores estén mucho más informados de esto que yo, o que se animen a buscar sobre el tema. Pues como ya dije, este será un mensaje de apoyo para mi pueblo, cuya ayuda puede venir hasta de Polonia, y siempre será bien recibida:


"Venezuela, tu me has visto nacer y crecer; y aunque soy demasiado joven aún, todo lo que sé lo he aprendido aquí, bajo tu manto. Venezuela, hace mucho no me agradaste, no sentía ese espíritu y esa calidez de pertenecer a ti. Me preguntaba por qué me habrá tocado precisamente a mi nacer aquí, y hace no mucho, pude entender por qué. Venezuela, acá está toda mi familia, toda la que yo conozco; esa familia que me sentó las bases que me permiten ser lo que hoy soy, que me hacen pensar como pienso y que me caracterizan, porque estoy casi seguro de que no sería lo mismo si hubiera nacido en algún otro país y hubiera sido criado en otra cultura. Venezuela, aún no te he explorado completamente y mis ganas de explorar tierras ajenas son cada vez mayores, creo que en el fondo eso está mal, y me disculpo contigo si eso te hace sentir menos que otras naciones, pero la verdad es que no es así, porque aunque viaje hasta el fin del mundo, nunca habrá mejor lugar como el hogar, y mi hogar eres tú. Venezuela, de verdad no me gusta ver como cada día tu destino es escrito y limitado por unas cuantas personas a las cuales también viste nacer y crecer, diste mucho de ti y así es como te han pagado. Mírate, estás cerca de la ruina, cada día me molesto más, me entristezco silenciosamente al saber que por culpa de unos cuantos seres humanos ambiciosos, mis hijos no nacerán en la Venezuela que yo me esforzaré en construir para ellos; Porque aún cuando todo parece estar perdido, siempre hay personas que sirven como luz de pequeñas velas e iluminan esperanzadamente el camino. Venezuela, voy a pelear por ti como nunca lo hice, como nunca me atreví ya sea por miedo, por flojera, o por creer que no valdría la pena. Pero si lo vale, ya he visto como se mueve la gente que te quiere; esas personas que están allá afuera recibiendo balas, golpes, arriesgando sus vidas... son las que realmente te aman, y me incluyo. No quisiera ver otro hermano caer, menos aún si el que lo tumba es alguien quien juró protegerlo. Venezuela, hoy no será, y quizá mañana tampoco, pero pronto tu pesadilla acabará. Ya que estás despierta, no te vuelvas a dormir".

   Ese ha sido mi mensaje y mis deseos de corazón para este hermoso país, a ninguna persona le gustaría ver a su país envuelto en esta clase de crisis. Ni siquiera las naciones que ya están prácticamente en guerra, estoy seguro de que sus habitantes harían lo que fueran para mantener la paz. Pero la ambición, las ganas de tener poder y tener más que otros siempre serán un problema; esa es la principal causa de esta lucha que lleva ya casi 15 años azotando al país. Desde 1999 hasta nuestros días, se han registrado más de 200 mil homicidios, y si, lo has leído bien: 200 mil homicidios. ¿Te parece poco, amigo o amiga extranjero o extranjera? ¿cuántos homicidios se han registrado en tu país? ¡Ah! Porque no hay que olvidar la cantidad de muertos que no son contados; pero no vamos a sumarlos, ya es una cantidad barbarica la que tenemos oficialmente. No diré más nada sobre este asunto (quizá), solo espero que a mis lectores les llegue este mensaje, y que sobre todo lo lean compatriotas venezolanos. Los quiero muchísimo, cuídense siempre, no importa de donde sean, y luchen, siempre luchen. Cambio y fuera.


- El misántropo autor.
Dedicado a Simón Bolívar, quien jamás hubiera querido ver a Venezuela así.






lunes, 3 de febrero de 2014

Mi opinión sobre Michelle Alessandra

   Me hallaba recobrando la inspiración para seguir con mi relato largo que quizá exponga en Internet algún día. Quise entrar en ask.fm a ver qué conseguía y me topé con algunas respuestas de Sebastian Hervaz (un famoso de la red social), entré a su perfil y leí un poco, como de costumbre. Subí de vuelta y en su información del perfil estaba el link a su cuenta de Facebook, piqué ahí y al entrar vi que en su lista de amigos tenía agregada a Michelle Alessandra. ¿Quién es Michelle Alessandra? para empezar, yo había visto un poco de ella en el pasado, unas dos o tres fotos nada más y había leído algunas de sus respuestas de su cuenta de ask.fm, pero no me interesé mucho. Ahora me la había encontrado de nuevo, con su Facebook me encontré, mejor dicho. Aún no puedo creer lo que vi, era totalmente asqueroso. Unas 12000 personas seguían a una adolescente (porque eso aparentaba) en cuya cuenta de Facebook subía muchas fotos de ella, con un pequeño detalle: es anoréxica. Las fotos eran... bueno, yo siempre he sido un completo admirador de las mujeres, todo tipo de féminas me atraen (hablando físicamente, para mí, ninguna es fea), pero ver a esta chica, de verdad, me causó repulsión. Cada foto que pasaba era peor que la anterior, Michelle estaba completamente en los huesos; vi una en la que estaba de espaldas y usaba una camiseta de tiras, y se le notaba toda la columna vertebral y las escápulas, aparte de que llevaba una falda, y por ende también se le notaban las piernas delgadísimas. Me quedé un par de minutos pasando fotos, vi que gustaba de hacer cosplays e ir a convenciones de Animé, pero sinceramente, los trajes no la hacían ver más linda; de verdad fue desagradable verle esas ojeras, esa piel pálida y sus huesos. Creo que si ella quisiera disfrazarse de fantasma, no tendría que hacer más que ponerse ropa blanca, o no ponerse ropa (¡qué asco!) y salir a las calles. 

   Recordé que tenía una cuenta en ask.fm, la busqué, y di con una cuenta fake hecha en su honor. Allí había una respuesta en la que la persona que manejaba la cuenta explicaba un par de cosas: 


1) Michelle no tiene cuenta oficial ni en ask.fm, ni en Facebook.

2) Michelle solo tiene un blog en Tumblr y una cuenta en Instagram. Alessandra misma, en una publicación en Tumblr dijo esto, por lo tanto es cierto.

3) La supuesta cuenta de ask.fm de Michelle que yo leí hacía tiempo era falsa, al igual que el perfil de Facebook en el que vi todas esas fotos. 


   Decidí entrar a su Tumblr y también buscar su Instagram. En el primero no encontré tantas fotos de ella como esperaba, pocas fueron, en realidad. Sin embargo habían videos, los cuales no quise ni mirar. Su foto de perfil en Tumblr de verdad me perturbó un poquito: era ella tapándose la boca con una mano, usando una camiseta de tiras la cual le quedaba grande (era de esperar), y su mirada hacia la cámara. En su Instagram las fotos que encontré de ella no eran tan desagradables para mi gusto, las podía ver e intentar sacar mejores conclusiones. Descubrí que fuma (ya de por si enferma, y además fuma), vi fotos de ella con el cigarro en la boca, y eso me puso a pensar y reafirmar por milésima vez que la raza humana tiene defectos tan malos como virtudes tan buenas. Toda la ropa con la que la he visto le queda grande, aunque fuera talla pequeña, seguramente le queda grande. Me fui del Instagram y del Tumblr, sin seguirla, de paso (malote que soy), regresé a la cuenta falsa de Facebook para admirar, con distintas caras y expresiones, algunos de los comentarios que le dejaban en sus fotos. Mujeres y hombres, pero sobre todo mujeres, le lanzaban lindos comentarios diciendo que era hermosa, bella, linda (y demás sinónimos) y encima perfecta. Si, has leído bien, 
P-E-R-F-E-C-T-A, o sea, no amigos míos, esto ya empezaba a ser el colmo. Mujeres adolescentes que le ponían comentarios diciendo que querían ser como ella, que era la perfección, una modelo a seguir, que estaba hermosa aunque pareciera una muerta viviente con un 80% de los huesos visibles. Me tomé la molestia de entrar a un par de perfiles de las chicas que le ponían esto, y la verdad no me sorprendió que fueran simples adolescentes cuya visión y concepto de la belleza física estuviera limitado al simple hecho de verse delgada, muchas mujeres así las hay en el planeta. Michelle es uno de los casos más graves y extremos que he visto hasta ahora, por eso me ha impactado tanto que hasta escribo sobre ella. ¡Ah claro! cabe mencionar que entre los comentarios de casi todas las fotos también hay personas que le piden que se cuide, que se alimente, que busque ayuda; y personas que hacen humor dizque negro, comentarios a veces chistosos sí, pero en otras solo llaman la atención de los "fans" de Michelle, quienes agreden verbalmente a estas personas, no sin antes llenarlas de likes en sus comentarios algo hirientes. Hay algunas fotos de ella que de verdad me dejaron sin habla, y las admiré más de lo que debía, esta muchacha de verdad necesita ayuda, su enfermedad la está consumiendo a pasos agigantados, aunque se vea feliz y perfectamente ignore su condición en las fotos. Insisto, los cosplays podrán quedarle bien, pero solo aumentan su belleza física un 5%, ¿pero quieren saber algo más impactante? encontré algunas fotos de ella cuando era una niña, y me perdonarán la expresión, pero yo me hubiera metido a Cura solo para violarla. Era una nena muy, muy linda. Incluso encontré una de ella cuando tenía más edad, pero sin haber caído en la Anorexia aún, y la verdad era preciosa (para mis ojos, recuerden que yo apruebo y gusto de todo tipo de mujeres). Claro, al venir de un perfil falso, puede que las fotos no sean reales, pero sin duda esa era Michelle, ¿de dónde habían sacado tantas? no tengo idea, y no quiero averiguarlo, sinceramente. De todo lo que vi, hubo una imagen que me puso algo triste, y me hizo preocupar por su estado: era ella con una tiara de Princesa, vestida con una camisa del grupo One Direction, posando con las manos en la cintura y la boca abierta. Al verla por un momento, sentí pena de verdad, no asco, pena... esa chica podría ser mi hermana menor dentro de unos años, o cualquier mujer que yo conozca y tenga mi edad. 

   El título de esta entrada refleja que esto debería ser una opinión personal, pero hasta ahora solo he explicado lo que he visto y sabido de ella, sin siquiera haberle hablado alguna vez, por eso creo que soy un poco injusto al escribir esto, pero mi opinión es mi opinión, y acá les va:


   Michelle sufre, no hay que dudarlo, detrás de todas esas fotos y esa "aceptación" que hay por parte de un público de Internet, cada día para ella debe ser un infierno. Si hay mujeres y hasta hombres en el planeta que quieren buscar la "perfección" teniendo como concepto de la misma algo implantado por la muy dañada y errónea sociedad en la que vivimos hoy. Michelle es de esas personas que han conseguido llevarlo al extremo, que han conseguido esa supuesta perfección. Ella odia su cuerpo, su nariz, su boca, sus orejas, sus piernas, sus brazos, todo. Ella se odia a si misma (y esto no es solo algo que se intuye, hay pruebas que tú mismo o tu misma puedes buscar), y yo creo que en vez de decirle que se ve hermosa tal cual está (porque solo alguien enfermo le dice a otro enfermo que está bien), habría que llenarla de mensajes de apoyo, enviarle videos de auto ayuda, páginas de Internet, pedirle que deje de hacerse daño, entre otras cosas. Si esas 12000 personas que nada más en un perfil falso están agrupadas esperando a que se suba una foto nueva, ayudaran a que ella cambie su manera de pensar, pues vaya, se demostraría de nuevo que el poder de la palabra siempre va a ganar. Yo no sigo a Michelle en ninguna de sus redes, tanto falsas como auténticas, pero si pudiera tener una conversación con ella, aunque sea por Internet, con gusto le contaría mi historia y cómo he sobrevivido a ciertas cosas, cómo he dejado de hacerme daño o me alejé de malos hábitos, pues una guerra no se gana solo o sola, se necesita de buenos guerreros a tu lado. No la conozco, en lo absoluto, pero quisiera saber su historia, y las razones por las que hace lo que hace, y si está en mi poder, intentar ayudarla. Espero que las personas que lean esto no reaccionen de mala manera, tú puedes ser un fiel seguidor de Michelle y tener una opinión distinta a la mía, pero indistintamente, hay que reconocer un hecho: ella está enferma y necesita ayuda. Y también espero no levantar polémica, solo soy una persona que aunque la policía anti disturbios la esté amenazando de muerte, va a dar su opinión para llegue a oídos de un Rey o de un simple vagabundo. Gracias por llegar hasta acá, les deseo una feliz y sana vida.



- El misántropo autor.

   

    

domingo, 2 de febrero de 2014

Personajes históricos II: Alexandra, la eterna leyenda


   Los cuatro grandes imperios de la antigüedad no podían regirse a base de un Rey, una Reina, y un millón de soldados. Hacía falta tener allegados, Sargentos, Almirantes, Capitanes, guerreros natos, estrategas, espías, topógrafos, hechiceros en algunos casos, filántropos y misántropos. En la antigua Alejandría la jerarquía se presentaba de la siguiente manera:

1) Rey, Reina, Príncipes, Duques y Condes.
2) Caballeros de la mesa alejandrina.
3) Consejeros, hechiceros, espías y guerreros especiales.
4) Generales alejandrinos (líderes de las escuadras).
5) Sargentos alejandrinos (líderes segundos).
6) Capitanes alejandrinos (líderes menores de las escuadras).
7) Soldados alejandrinos, asociados al imperio y trabajadores respetables.
8) Sirvientes de la Nobleza, trabajadores de clase baja, media y comerciantes.
9) Habitantes de Alejandría (todo territorio del que el imperio fuera dueño).
10) Escoria de la sociedad, enemigos del imperio, y traidores. 

   Básicamente es una pirámide bien organizada, pero por el hecho de ser una escoria de la sociedad no quiere decir que algún personaje no haya tenido relevancia o no haya podido ascender en la pirámide. De hecho, algunos personajes históricos del reino empezaron siendo humildes soldados. La persona que nos ocupa hoy es una mujer, quién demostró a una edad moderada de 16 años que sus habilidades con la espada eran tan temibles que hacían ver a los hombres del Rey como aprendices. Su talento se hacía notar cuando era molestada y posteriormente retada por vagabundos, bravucones e incluso soldados, a duelos con espada a veces por dinero, otras por su vida... pero ella siempre demostraba que una mujer podía ser tan feroz como un hombre; y por fortuna para sus adversarios, era piadosa, y los dejaba marchar. 

   Alexandra da Livorno (Livorno, Italia; 28 de octubre de 182 d. Z. - San Antonio de Alejandría, Italia; 22 de diciembre de 236 d. Z.), es sin duda de las personajes femeninas más simbólicas en la historia de Alejandría, hablando en líneas generales. No quiero decir mucho de su infancia, pues en mis anaqueles de historia no hay registros muy interesantes de la misma. Nació en la provincia de Livorno, en la frontera con San Antonio de Alejandría (hoy Florencia), y se crió allá hasta mediados de su adolescencia. Cuando sus padres decidieron trasladarse a la provincia de Arezzo, ella tenía 15 años y un número de víctimas que estaba por los siete u ocho (era bastante considerando que se trataba de la "niña buena"). Este hecho comenzó a circular como un rumor verídico por las calles de Arezzo, y los chicos de su edad y hasta mayores buscaban comprobar esas palabras, solían retarle a competencias físicas que una que otra vez terminaban en peleas de uno contra uno, ya fuera cuerpo a cuerpo o a espadas. La gente tenía envidia e impresión de cómo la fémina hacía morder el polvo a los osados jóvenes de la época. Un par de años después ya era retada a combates a muerte, los juegos de manos comenzaban a hacerse de villanos, pero Alexandra no temía arriesgarse, era tan valiente como un guerrero que ha perdido a su familia y ya no le importa nada. Seguía saliendose con la suya, estaba invicta; y se tiene memoria del primer y único torneo de lucha al que entró: en su misma área de residencia se enteró del evento, pero se llevaría a cabo en San Antonio de Alejandría, al Noroeste, afortunadamente a pocos kilómetros de su posición. Tuvo que hacer el viaje a escondidas, pues sus padres desaprobaban su conducta "salvaje y poco femenina". La mañana del día del torneo se escapó de su casa y se ocultó entre la mercancía de un comerciante que viajaba a la mítica San Antonio para cerrar un trato, o quizás para estafar a alguien; eso no era asunto de ella. Al llegar tuvo que ir apurada a inscribirse, logró participar y adivinad lo que sucedió... le partió la cabeza a varios hombres grandes, fornidos y diestros con la espada. Era la única mujer que participaba, y eso impactó a la audiencia. A todo esto, la sede del evento era en el Obelisco Vanbuyteno, un espacio bastante amplio y mítico que guardaba tributo a la primera Reina de Alejandría: Angela Van Buyten. Simplemente nadie lo creía, pero la destreza y audacia de Alexandra llamó la atención de los entes al servicio del imperio que allí se encontraban, guardias, soldados, mismísimas figuras como el conde Oriol Casanovas, uno de los gobernantes de San Stephanoff (hoy Cataluña, España), quien había viajado desde allá como invitado. Alexandra no ganó el torneo por el hecho de que su modestia era alta y su ambición escasa, dejó que un tarugo con una panza buena para el Sumo la acorralara unos segundos antes de rendirse en las rondas se semifinales, pero varios de los allí presentes, incluyendo el Conde, sabían que ella hubiera vencido y obtenido el premio en Oro. 

   Tras su grandiosa actuación fue reclutada de inmediato por la armada alejandrina; Alexandra, ni corta ni perezosa, decidió aceptar (quizás por el hecho de que su familia no la trataba por lo que era: una valerosa adolescente que buscaba libertad. Sin embargo no los dejaría de ver o tan siquiera contactar). Con casi 18 años fue llevada a la academia de instrucción en el combate alejandrino, pasando también por la milicia y la escuela de Filosofía instaladas en la parte más importante del reino, San Fernando (hoy Milán, Italia). Tuvo repetidas oportunidades de ver el enorme castillo de la antigua Alejandría, su cara de impresión nunca vacilaba ni cambiaba al contemplar las enormes puertas, ventanales, torres y banderas; le fascinaba la vida de los nobles, y soñaba con estar ahí. Durante algunos años fue adquiriendo mucha experiencia y conocimiento, su talento para el combate se agudizó el doble, haciéndose temer por buena parte de los soldados en entrenamiento (mayormente hombres), y escalando rangos en la milicia juvenil y posteriormente llegando a ser soldado al servicio del reino. Ese día fue uno de los mejores de su vida, pues por fin podría ir a batallas con los grandes siendo parte de una jerarquía que se inclinaría prontamente ante sus golpes mortales y sus patadas rompe quijadas. Disfrutó cada segundo torturando a vulgares ladrones en los callejones, persiguiendo espías por los estrechos mercados, apuñalando las gargantas y corazones de quienes estaban condenados a la muerte, y recibiendo sus más merecidas felicitaciones de parte de sus superiores. Era un prodigio para el combate y comenzaba a ser estratega, poco a poco su mente se abría a las grandes posibilidades que la vida le proporcionaba; era enérgica, atlética y causaba eyaculaciones prematuras a los hombres que la veían pasar en las calles... y a algunas mujeres también. Con 22 años su nombre resonaba por la ciudad, su bondad crecía de igual manera, por lo que no abusaba de sus habilidades y siempre estaba dispuesta a aprender algo nuevo de quien sea... pero eso se convirtió en un defecto cuando, un buen día, mientras observaba la ciudad en callada amargura, un hombre la llamó desde atrás y le hizo señales para que lo siguiera. Su curiosidad venció y él la condujo hasta un pequeño tiradero algo alejado de los demás, allí le hizo una propuesta; él le daría una sustancia que le proporcionaría una especie de poder divino, si ella le obsequiaba algo tan de poca importancia como el correr de las horas: su cordura. En un principio no quiso aceptar, no quería causar alguna desgracia por la pérdida del control, sin embargo ese poder le llamaba la atención. No le dio más vueltas al asunto, pero en el camino de vuelta y el resto del día su mente no la dejó descansar.

   Por azares del destino, o simple estupidez humana, Alexandra aceptó el trato, y eso le cambió la vida para bien y para mal, pero más para mal. La sustancia que el hombre le dio era una especie de planta, unas hojas machacadas mejor dicho; él le dijo que mientras más consumiera, más tiempo duraría el poder, y que cuando se acabara, ella tendría esa habilidad de manera permanente, pero su cordura se habría perdido y le pertenecería a él (era bastante obvio que era un brujo). Alexandra debió capturarlo, pero su ambición se despertó por primera vez y le dio la mano, llevándose la pequeña caja que contenía las ramas consigo. Durante varios de años mantuvo esa caja guardada, sin consumir nada, pero el día 3 de diciembre de 209 d. Z. el Rey le hizo un llamado urgente, pidiéndole que la acompañara a enfrentar un grave problema. Era el cuervo de Alejandría (en resumen: un espíritu misántropo que atormentaba al imperio desde casi toda su historia; es cada pensamiento malo y negativo que sus habitantes y Reyes han tenido, materializado en un hombre cuervo), quién amenazaba con asesinar a todos los miembros de la realeza. El Rey por ese entonces era Alejandro Magno II, quién confiaba y tenía especial interés por Alexandra (ya para ese entonces Sargenta de la escuadra de guerra de San Fernando), y decidió emprender un viaje al lado más oscuro de la ciudad, donde habitaba el temible enemigo, llevando consigo su mejor armamento y a Alexandra. Solo dos personas irían a hacerle frente y a intentar liberar al imperio de una vez por todas de ese mal que durante siglos estuvo fastidiando. Lo siguiente es conocido si se ha ido al museo de Alejandría al menos una vez:

   El Rey y Alexandra llegaron a la morada del cuervo, a horas de una noche de invierno muy callada. Cuando la chica vio al híbrido por primera vez, su impresión no tuvo cabida. Era realmente increíble ver a un espécimen de hombre con un pelaje negro brillante, ojos rojos, pico medio alargado, voz humana con toques siniestros, un par de alas gigantes que desprendían una que otra pluma, garras, y muy malas intenciones. Alexandra no podía dudar, pero supo a simple vista que no era una rival lo suficientemente capacitada; fue ahí cuando recordó las hierbas que el brujo le había otorgado varios años antes. La leyenda dice que ella consumió una parte no muy exagerada de lo que había en el pequeño cofre, segundos más tarde experimentó el viaje más impactante de su vida, como si agonizara y su existencia pasara ante sus ojos, y al final del túnel hallaba que la luz era solo la entrada a un estado psicológico, físico y espiritual totalmente equilibrado; era la perfección, o al menos eso parecía. Alexandra notó severos cambios en su fuerza física y habilidades con armamento, su mente no solo visualizaba un plano de la situación a enfrentar, eran tres planos que se organizaban de manera que su cabeza no se atareara y pudiera tener un control mucho mayor de las batallas; era más veloz y astuta, pero también más sanguinaria. Junto con el Rey, los que quizás eran los dos mejores guerreros e iconos indiscutibles de un extenso imperio, hicieron frente al cuervo (por segunda vez en realidad), y lograron encerrarlo en una urna que el Rey llevaba consigo; urna que se adaptó al tamaño de una pieza de Ajedrez.

   Los años siguieron pasando, y Alexandra, ya siendo una guerrera muy cercana al Rey y enviada a misiones especiales, estaba cerca de conseguirse un puesto en las butacas más altas del reino. Pero de vez en cuando tenía que recurrir a estas hierbas especiales para fortalecerse en todos los aspectos, salvar su vida y la de otros. Las consecuencias empezaban a hacerse notar: a sus 35 años tenía los músculos algo dañados, su piel se hizo más oscura y sus ojos se cansaban con mayor rapidez. No eran tan enérgica como se le recordaba, parecía que iba envejeciendo más rápido que los demás, pero sus habilidades para el combate e inteligencia seguían intactas, y hasta incrementaban. Ya por esta edad es que sus mayores aportaciones en el ámbito de la lucha se hicieron ver. Alexandra perfeccionó y modificó algunos estilos de combate cuerpo a cuerpo que fueron menesteres en el imperio, y que la milicia tomó algunos años más tarde para instruirlos a los nuevos solados, creando ejércitos que seguían los pasos de ella. Además, era famosa en San Fernando por otro detalle: sus consejos, los cuales ayudaban a la gran mayoría de personas que los recibían. Eran como mensajes del cielo, soluciones semi-milagrosas que la hacían ver a ella como una Diosa, una consejera experimentada, o simplemente una mujer que sabía qué decir. 

    Eso, y otras aportaciones para la historia, hicieron que a raíz y, tras la muerte de Alexandra, se creara una subdoctrina en su honor. El Surizmo, una de las seis subdoctrinas derivadas del Alejandrinismo (la doctrina principal que regía el imperio), la cual adoraba a Alexandra como principal exponente, y juntaba todas sus aportaciones, enseñanzas y estilo de vida, para crear una nueva forma de ver el mundo tan poco avanzado de antes. El Surizmo se instaló en una parte de San Fernando, para extenderse hasta San Antonio (tomando los territorios que separaban estas dos ciudades una de la otra), y posteriormente se extendió a una buena parte de Italia; lamentablemente Alexandra no vivió para ver su legado. En el puente levadizo del castillo de la antigua Alejandría, en San Fernando, se podía notar las inscripciones en Oro de las tres ángeles que protegían a los pobladores del reino, y abajo de estos tres nombres, se podía visualizar también el de Alexandra, en una hermosa letra inclinada. Su importancia es vital, no solo porque a base de ella vinieron un buen par de relatos en el futuro que le dieron vuelta a lo que sucedía dentro de las tierras de Magno II, sino porque con su partida se llevó algunos "títulos" a la tumba. El más destacado fue cumplir su sueño, es decir, pertenecer a la Nobleza. A sus 45 años ya era una caballera de la mesa alejandrina, posicionándose en el segundo escalón más alto de la pirámide. Los privilegios de los que gozaba eran únicos, pero su cuerpo y alma no eran los suficientes como para sacarle el máximo provecho, estaba visiblemente deteriorada ya. Consiguió una pareja aun así, un hombre un par de años mayor que ella; un humilde herrero muy trabajador, de nombre Baron y con residencia en Cremona, una provincia muy cercana a San Fernando. Estuvieron juntos durante los últimos nueve años que ella duró en pie, hasta sus 54 años, pues la madrugada del 22 de diciembre de 236 d. Z. los territorios que iban de San Fernando hasta Génova fueron invadidos por el imperio betánico; fue algo bastante grande y brutal. Los betánicos simplemente querían causar disturbios y desastres en las zonas más importantes de Italia y del reino. Así lo hicieron durante un par de horas, al tiempo que combatían contra las defensas alejandrinas. En eso Alexandra fue despertada y llamada de inmediato a la sala principal del castillo, allí los demás caballeros escucharon las ordenes del rey Magno II, quien alterado decidió sacar a sus mejores guerreros para exterminar sin piedad, y con lujo de tortura, a la invasión enemiga. Alexandra supo que su, ya por entonces marido Baron, estaría en peligro, así que junto a un puñado de soldados bien armados se separó del grupo y emprendió un corto viaje a defender Castelleone, el pequeño pueblo en donde él se encontraba en esos momentos. Nada puro preparar a la amaestrada luchadora para lo que encontró al llegar: el cuerpo de Baron con varias apuñaladas en las costillas y el pecho, tirando sangre a montones, ya muerto. Su humilde casona había sido incendiada por nada menos que el caballero betánico Josua Armando Graves, al cual se le atribuía también la muerte de más de 15 habitantes de Castelleone, incluyendo a Baron. Quizás fue uno de los momentos más dolorosos que Alexandra vivió, pero no duraría demasiado tiempo más, ya que al batirse a duelo con el caballero, la alejandrina fue asesinada tras haber recibido profundas heridas en las piernas por parte de las espadas de Josua, caer al suelo desangrándose para segundos después, y mirando una última vez al cielo oscuro envuelto en agonía, ser apuñalada justo en el corazón, tal y como ella solía hacer con sus víctimas cuyo perdón no era concebible. 

   Hay algo curioso en todo esto, y es que si quizás ella no hubiera estado envuelta en las drogas desde hacía mucho, las oportunidades de haber despojado de su existencia a Josua Graves hubieran sido mayores, pues los años te hacen perder fuerza y velocidad, pero la inteligencia siempre va en aumento y las habilidades se perfeccionan. El final de esta valerosa y legendaria mujer fue terrible, asqueroso, y llenó de odio y tristeza los corazones de los demás caballeros de mesa, de los soldados de rangos menores, y sobre todo del Rey. Fue una pérdida muy difícil, pero luego la tormenta de disiparía para traer el arco iris, que es el legado que Alexandra suarez dejó: el Surizmo. 


- El misántropo autor.