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sábado, 2 de enero de 2016

Yo odiaba a mi maestra


   Aún recuerdo (porque mi cerebro siempre ha sido como una esponja) cuando una de mis maestras de primaria me lavó la boca con agua y jabón por decir malas palabras. En verdad pasó; una gorda con cabello postizo que era mala leche con los alumnos aplicados y le encendía los porros de papel a los que fumaban en una esquina.

   Cursaba segundo de primaria cuando, aquella maestra general que tuvimos, me escuchó insultar a un cabeza de huevo en plena clase y se alteró, orgasmeó, farfulló descontroladamente porque un pequeñito le dijo "eres un maricón" a alguien que se lo merecía. Se alteró al ver el concepto de jus-ti-cia plasmado en una escena cotidiana. 


   De inmediato me nombró y me hizo salir de clase, afuera me llevó junto a una de las señoras de limpieza y le contó lo que había pasado; la vieja señora de limpieza, con guantes de latex y arrugas en los dientes se sorprendió y dijo con ironía algo como: "¡Ahhhh, qué bien! ¡Qué maravilla! ¿Y qué hacemos?", a lo que la maestra respondió: "Lávele la boca con jabón, a ver si se le quita esa maña... ¡qué es eso de estar diciendo groserías!"


   La señora de limpieza, en el apogeo de sus 50 años y ostentando un sobrepeso abrumador, me tomó fuerte del brazo y me condujo a un baño junto a una botella de jabón líquido de color verde (lo recuerdo perfecto) y una esponja. Una vez allí, me tomó de la nuca y me hizo abrir la boca para echar jabón en mi lengua y luego mojar la esponja en agua... me cepilló toda la boca con esa mierda.

   Esto podría ser una anécdota divertida hoy en día, pero yo escojo recordarla con amargura y cólera a reventar. Como si imponer un castigo de la vieja escuela en ese tiempo hubiera servido de algo, ya que hoy por hoy me dedico a insultar todo lo que no va con mi manera de ser, así que buena esa, profe. 

   Después de ese incidente con el jabón, todos mis compañeros se empezaron a burlar y no pararían hasta 4 años más tarde cuando por fin me gradué de primaria. Pero mi historia con el bullying empezó un poco antes, cuando nací, básicamente. Estaba destinado a ser un luchador por los derechos del hombre, de los heterosexuales y de las abortistas. Y hoy miro aquel incidente que de alguna forma me marcó y pienso "qué par de viejas más hijueputas".


— El misántropo autor